La frecuencia olvidada: cómo la Teoría Sinérgica explica los milagros cotidianos
¿Cuántas veces te ha pasado que piensas en alguien y, de repente, esa persona te escribe? ¿O que sueñas con un lugar y al poco tiempo surge la oportunidad de ir allí? Estos momentos, que solemos llamar casualidades o coincidencias, son en realidad expresiones de algo mucho más grande: la frecuencia olvidada que conecta todo en el universo.
La Teoría Sinérgica, desarrollada por Jacobo Grinberg, plantea que existe un campo unificado de información al que todos estamos conectados. Es como una red invisible donde cada pensamiento, emoción y acción generan ondas que influyen en el entramado completo. Y cuando aprendemos a sintonizar con esa frecuencia, los llamados “milagros” dejan de ser extraños y empiezan a ser parte natural de la vida.
La razón por la que hablamos de “frecuencia olvidada” es porque, en el ruido del día a día, hemos perdido la sensibilidad para reconocerla. Vivimos atrapados en el estrés, en las preocupaciones y en el piloto automático, desconectados de la sutil vibración que sostiene la existencia. Sin embargo, basta con aquietar la mente, practicar la atención plena o simplemente escuchar con el corazón, para empezar a notar que la realidad nos responde de maneras casi mágicas.
En términos prácticos, ¿qué significa esto? Que lo que piensas y sientes no se queda dentro de ti; se expande y afecta el campo. Si sostienes pensamientos de miedo, esa vibración se refleja en tu entorno con más obstáculos y limitaciones. Pero si cultivas emociones elevadas —gratitud, amor, confianza—, tu frecuencia cambia y el campo responde con oportunidades, sincronicidades y experiencias que parecen “milagrosas”.
La Teoría Sinérgica nos enseña que no estamos separados, sino profundamente interconectados. Tus pensamientos no son solo tuyos: son ondas que viajan y que encuentran eco en las personas, situaciones y energías que vibran igual. Por eso, cuando dos personas sintonizan la misma frecuencia, “coinciden”. Y lo que llamamos milagro es, en realidad, la expresión natural de esa coherencia entre tu interior y el campo.
La frecuencia olvidada es, entonces, un recordatorio: no necesitas pedirle al universo lo que deseas, basta con vibrar en la frecuencia de aquello que quieres vivir. El universo no escucha palabras; escucha vibraciones. Y cada vez que elevas la tuya, entras en contacto con un nivel de realidad donde lo extraordinario se convierte en cotidiano.
Así que la próxima vez que una sincronía toque tu vida, no la descartes como casualidad. Obsérvala, agradécela y entiende que acabas de sintonizar, aunque sea por un instante, con esa frecuencia olvidada que siempre estuvo ahí, esperando a que la reconozcas.
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